Hato la Fe y Hato Masaguaral
Para llegar a la Fe, hay que atravesar la sabana Guariqueña.
Desde Caracas, son por lo menos unas cuatro horas y media de recorrido. Y allí, antes de cruzar el límite entre este estado y el apureño, se divisa a orillas de la vía esta casa, de tapia y adobe, de techos de madera, con un árbol inmenso en la entrada, y la sonrisa de Sorelia Franco dando la bienvenida.
Lo primero que se ofrece es un recorrido a través de un caño de 6 kilómetros, navegable sólo durante 10 meses del año. En él tienen su hogar 236 especies de aves, algunos araguatos e infinidad de galápagos. De esta forma Sorelia comienza a demostrar a su atento público a bordo de la lancha que los lleva a hacer el recorrido, el potencial ecológico del llano venezolano.
Potencial que sigue mostrándose, cuando en una segunda oportunidad, los lleva a través del Río Portuguesa.
Ver a los pescadores a lo largo del cauce ofreciendo el fruto de su trabajo, es uno de los atractivos principales del viaje. Lograr divisar una tonina, el encanto de la visita.
Sorelia quiere que quien venga se involucre verdaderamente con la faena, por eso lleva a sus turistas a ordeñar vacas, hacer queso y montar a caballo. Eso sí, en las tardes les permite disfrutar de la deliciosa piscina de la posada o de los masajes que ofrece el spa del hato.
Por si fuera poco, y como una muestra más de las ganas que tienen en la zona de formar parte de un proyecto de conservación de la biodiversidad, los intrépidos vacacionistas conocen de cerca la labor que cumple el Hato Masaguaral, la tierra que colinda con aquella donde trabaja Sorelia y donde hace 30 años, se dedican a la cría en cautiverio del Caimán del Orinoco.
Aquí todos están involucrados en el proyecto. Tienen la misma vocación que en el año 44 llevó a Tomás Blunt, su dueño, a colaborar con el Ministerio del Ambiente para que esta especie no se extinguiera. Anualmente liberan alrededor de 200 animales y poco a poco han ido repoblando lo que la mano del hombre devastó en una época donde hasta 300 mil caimanes morían al año para quitarles sus pieles.
En Masaguaral todo se practica bajo la óptica de la biodiversidad, se realiza ganadería de bajo impacto, se dedican a la investigación científica y se han constituido como un aula abierta donde por lo menos 4.000 estudiantes al año vienen a conocer más sobre el ambiente. Lleva además una especie de matrimonio con el HatoLa Fe, donde ayudan a sus hijos, la comunidad a darse cuenta que pueden ser autos sustentables, enseñándolos a vivir sin dañar el medio ambiente. Ayudándoles a amar el amanecer, los esteros, el casabe, las plantas y cada animal que se levanta en este suelo. Dejándoles como herencia el sentimiento que una vez ató a Sorelia y la hizo quedarse queriendo al llano, luchando por su llano.
Para llegar allá: Hato La Fe: Kilómetro 51. Carretera Nacional Calabozo, vía San Fernando de Apure. Pasando la alcabala de Corozopando.
Que ofrece: Quehaceres de llano, paseos a caballo, piscina, spa, paseos en bote por el caño del hato y el río Portuguesa, visita a la Estación Biológica Masaguaral.
Contactos: Sorelia Franco 0414 – 4688749 / Jacqueline Abello 0414 – 325418
Información y reservas: campamentocargaydescarga@hotmail.com
Para mayor información visite al Hato la Fe a través de su página web: www.hatolafe.com
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